¿Sabías que los animales criados para alimento contribuyen a algunos de los más graves problemas ambientales, como el cambio climático, la deforestación y la contaminación y escasez del agua?

La industria agropecuaria también tiene un impacto profundo en el bienestar de los animales, ya que las granjas tradicionales se han convertido en sistemas agrícolas comunmente industrializados donde los animales son tratados como máquinas y no seres sintientes. Afortunadamente, podemos construir un mundo mejor cada vez que nos sentamos a comer.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el sector agropecuario representa aproximadamente el 15 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los seres humanos a nivel global. Los gases emitidos a la atmósfera que están afectando al clima son liberados en casi cada etapa de la producción de carne, huevo y leche, perturbando el tiempo, la temperatura y la salud de los ecosistemas.

El sector agropecuario es también uno de los sectores productivos que más consume los escasos recursos hídricos, representando casi un tercio del agua empleada a nivel global para la agricultura. Los productos derivados del animal tienen una huella de carbono mayor de los productos no animales. Por ejemplo, en términos de proteína, la huella de agua es seis veces mayor en la carne de res, una vez y media mayor para pollo, huevo y leche que para verduras.

Nuestras elecciones alimentarias también impactan el bienestar animal. En México, existen casi 200 millones de gallinas ponedoras de huevo, donde la mayoría son forzadas a vivir toda su vida hacinadas en jaulas de metal sin posibilidad de expresar sus comportamientos naturales; tales como darse baños de polvo, forrajear, anidar o incluso estirar sus alas por completo. Debido a estas severas condiciones de confinamiento, las gallinas sufren de estrés psicológico así como numerosos problemas fisiológicos, incluyendo debilidad y fractura de huesos, pérdida de plumaje y otras dolencias.

Más de 16 millones de cerdos son criados anualmente en México. Las cerdas reproductoras (cerdas madre) en la industria porcina son comúnmente confinadas toda sus vidas en jaulas de gestación, un poco más grandes del tamaño de su cuerpo donde no pueden siquiera darse la vuelta. Al igual que las gallinas ponedoras, las cerdas reproductoras también se encuentran imposibilitadas para expresar características fundamentales de su comportamiento natural. Como resultado del confinamiento intensivo, las cerdas también sufren de estrés psicológico así como numerosas enfermedades, como infecciones urinarias, huesos débiles, pezuñas grandes y cojera.

La buena noticia es que todos podemos tomar decisiones alimentarias que pueden ayudar a crear un planeta más humano y saludable. Millones de consumidores en México y el mundo ya lo están haciendo, empezando por aquí:

1. Un sinfín de consumidores, restaurantes, hoteles y escuelas alrededor del mundo están reduciendo su consumo de productos animales a través de campañas como Lunes Sin Carne. Al elegir una dieta basada en plantas, en lugar de carne, lácteos y huevo puedes reducir tu huella ecológica y reducir el sufrimiento animal. Explora la guía de Platillos Libres de Carne

2. Si decides comer carne y huevo, puedes reducir el sufrimiento de los animales al elegir productos libre de jaula, como huevos de gallina libre de jaula y cerdo libre de jaula. Numerosas celebridades mexicanas, restaurantes, productores y ONGs diciendo NO a las jaulas.

3. Pide a dueños y gerentes de los restaurantes y supermercados que frecuentas cambiar a huevos de gallina libre de jaula y cerdo libre de jaula.

Te invitamos a unirte a crear un mejor planeta, paso a paso.

Por: Humane Society International

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