
El 30 de abril se conmemora en México el Día de las Niñas y los Niños desde 1924, cuando estaba por aprobarse la Declaración de Ginebra o Declaración de los Derechos de los Niño. Por Verónica Cobos Esta fecha es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la infancia como parte esencial del desarrollo humano y social, y sobre la centralidad de los derechos y el bienestar de las niñas y los niños de nuestro país y del mundo.
Lamentablemente en México como en muchas sociedades, las problemáticas del trabajo infantil, de falta de acceso a educación y a satisfactores básicos como la alimentación, la vivienda y la salud (aspectos relacionados con la pobreza y la desigualdad) además de la violencia y el maltrato (de carácter psicológico, sexual, familiar, escolar, etc.), entre otras, son de particular importancia porque amenazan gravemente la dignidad y las oportunidades de los niños y niñas para desarrollarse en entornos adecuados y de manera plena.
Además, según sea el caso, por género, origen étnico o condición social, los niños, niñas y adolescentes que sufren mayores inequidades habitan en contextos rurales, urbano-marginales y de inseguridad y violencia social.
Como ejemplos, en 2011, de 28.9 millones de niñas y niños en México (de 5 a 17 años) trabajaban 3 millones 35 mil 466, de los cuales 72.3% eran niños y 27.7% eran niñas. De los 100% de los niños y niñas trabajadores, 40% no asistían a la escuela, principalmente por falta de recursos para ello.[1]
En cuanto a violencia, de acuerdo al reporte anual de UNICEF en México, alrededor de 6 de cada 10 niños en nuestro país ha sufrido maltrato en algún momento de su vida, y, esto no excluye a las escuelas, donde la violencia es una de las cruentas realidades que vive este grupo social, pues en 2012, dos terceras partes de las niñas, niños y adolescentes en escuelas de educación básica habían recibido al menos una agresión física en algún momento durante los dos años precedentes[2], todo lo cual merma su autoestima, su aprendizaje, su desempeño escolar, su integración social y su desarrollo de capacidades, además de que crea entornos de tensión y estimula pautas de comportamiento y de pensamiento en el conjunto de las aulas, que configuran espirales de discriminación, violencia y maltrato.
Por su parte, son las niñas y las adolescentes las que se encuentran en condiciones de mayor vulnerabilidad en contextos de mayor rezago social, especialmente aquellos rurales e indígenas, dada la desigualdad de ingreso y prácticas de exclusión educativa, entre otros aspectos.
Sin duda el panorama de la niñez y adolescencia en México es mucho más amplio. Estas líneas sólo apuntan a visualizar algunos aspectos relevantes y apuestan a abrir la reflexión sobre los retos a enfrentar para asegurar sus derechos elementales, para que se les garantice acceso a servicios básicos de calidad y que sean protegidos en su desarrollo físico, mental y social, se respeten sus identidades y se tomen en cuenta sus opiniones, sus deseos y aspiraciones, para que puedan participar en la vida familiar, cultural y social y cuenten con igualdad de oportunidades, pues con todo ello estaremos asegurando que nuestras niñas, niños y adolescentes mexicanos se desarrollen con bienestar, amor y comprensión para que sean seres humanos plenos y felices desde hoy y en el futuro.
¡Feliz día de las Niñas y los Niños!, pues además también reconozcamos y festejemos los aportes que ellas y ellos realizan a nuestra sociedad desde sus perspectivas y desde la diversidad de actividades que realizan.
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Verónica Cobos es Socióloga por la UNAM y Maestra en Cooperación para el Desarrollo por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
Trabaja en Oxfam México. Ha colaborado activamente en la promoción de la justicia social y la participación de las personas en su propio desarrollo, particularmente desde iniciativas con organizaciones de la sociedad civil trabajando en distintas temáticas, tales como género, derechos humanos y grupos sociales vulnerables.